21 feb Parkinson y sus cuidados.
El Parkinson es una enfermedad que fue detectada en 1817 por James Parkinson y que hasta el momento no tiene cura. Se trata de un trastorno degenerativo del sistema nervioso central que pertenece a un grupo de afecciones conocidas como trastornos del movimiento. Es a la vez crónica y progresiva, lo que significa que sus síntomas perduran y empeoran con el tiempo. A medida que las células nerviosas (neuronas) en partes del cerebro se deterioran o mueren, se puede empezar a notar problemas con el movimiento, temblores, rigidez en las extremidades o en el tronco, o problemas de equilibrio. Al volverse estos síntomas más pronunciados, las personas pueden tener dificultad para caminar, hablar o completar otras tareas sencillas.
Se desconoce la causa exacta de la enfermedad de Parkinson, aunque algunos casos son hereditarios y se pueden deber a mutaciones genéticas específicas. Sin embargo, la mayoría de los casos son esporádicos, lo que quiere decir que la enfermedad generalmente no es hereditaria. Se cree que la enfermedad de Parkinson probablemente es el resultado de una combinación de susceptibilidad genética y exposición a uno o más factores ambientales desconocidos que desencadenan la enfermedad.
Síntomas principales:
- Temblor. El temblor asociado con la enfermedad tiene una apariencia característica. Típicamente, el temblor toma la forma de un movimiento rítmico hacia adelante y hacia atrás a una velocidad de 4-6 latidos por segundo. Es más obvio cuando la mano está en reposo o cuando la persona está bajo estrés. El temblor generalmente desaparece durante el sueño o mejora con el movimiento intencional.
- Rigidez. La rigidez, o resistencia al movimiento, afecta a la mayoría de las personas con enfermedad de Parkinson. Los músculos permanecen constantemente tensos y contraídos y la persona tiene dolor o se siente tiesa.
- Bradicinesia. Esta disminución del movimiento espontáneo y automático es particularmente frustrante debido a que puede hacer que las tareas sencillas se vuelvan difíciles. A menudo hay una disminución de las expresiones faciales.
- Inestabilidad postural. La inestabilidad postural, o deterioro del equilibrio, hace que las personas afectadas se caigan fácilmente.
A pesar de no estar listadas como síntoma principal, las alteraciones de la piel son frecuentes en pacientes con Parkinson. Dentro de las alteraciones dermatológicas la principal podríamos decir que es la producción excesiva de sebo. En la enfermedad de Parkinson a menudo las glándulas sebáceas producen sebo extra, por lo que la piel se vuelve más grasosa y brillante, lo que se conoce como seborrea. La seborrea afecta principalmente a las áreas que contienen gran cantidad de glándulas sebáceas, tales como la frente, los surcos de la nariz y el cuero cabelludo. El pelo puede tornarse graso y ese exceso de sebo puede resultar en una dermatitis seborreica, enfermedad cutánea inflamatoria que provoca la formación de escamas blancas o amarillentas. Estas condiciones son a menudo exacerbadas por el calor.
Tratamientos farmacológicos
Los medicamentos para la enfermedad de Parkinson comprenden tres categorías. La primera categoría incluye medicamentos que incrementan el nivel de dopamina en el cerebro. Los medicamentos más comunes para la enfermedad son precursores de la dopamina, sustancias como levodopa. Otros medicamentos imitan a la dopamina o previenen o retrasan su descomposición.
La segunda categoría de medicamentos para la enfermedad de Parkinson afecta a otros neurotransmisores en el organismo con el fin de aliviar algunos síntomas de la enfermedad. Por ejemplo, los medicamentos anticolinérgicos interfieren con la producción o la captación del neurotransmisor acetilcolina. Estos pueden ser eficaces en la reducción de los temblores.
La tercera categoría de medicamentos recetados para la enfermedad incluye medicamentos que ayudan a controlar los síntomas no motores de la enfermedad. Por ejemplo, se pueden recetar antidepresivos a personas con depresión relacionada con la enfermedad.
Cirugía
Palidotomía y talamotomía: Los primeros tipos de cirugía para la enfermedad de Parkinson implicaron la destrucción selectiva de partes específicas del cerebro que contribuyen a los síntomas de la enfermedad. La palidotomía puede mejorar los síntomas de temblor, rigidez y bradicinesia. La Talamotomía implica la destrucción quirúrgica de parte del tálamo, este enfoque se usa principalmente para reducir el temblor.
Estimulación cerebral profunda: La estimulación cerebral profunda usa un electrodo que se implanta quirúrgicamente en el cerebro. Un generador de pulsos envía señales eléctricas al cerebro. Cuando se activa, el generador de pulsos y los electrodos estimulan el cerebro de forma indolora de tal manera que ayuda a bloquear las señales que causan muchos de los síntomas motores de la enfermedad.
Además de los tratamientos que ya hemos mencionado, también puede usarse una amplia variedad de terapias de apoyo y complementarias para la enfermedad de Parkinson. Entre éstas se encuentran las técnicas fisioterapéuticas, ocupacionales y del lenguaje normales, que pueden ayudar con problemas tales como los trastornos de la marcha y de la voz, temblores y rigidez, y deterioro cognitivo.
Existen continuamente avances en el tratamiento de los síntomas del Parkinson pero desafortunadamente todavía no existe cura. Una de las últimas tendencias en tratamientos son aquellos relacionados con el Cannabis.
Científicos de la Universidad de Sao Paulo (USP) detectaron que la sustancia Cannabidiol, derivada de la marihuana, puede tratar la psicosis asociada que sufren los enfermos de Parkinson, como la reducción de temblores, la ansiedad, los disturbios en el sueño y la depresión.
En un estudio piloto realizado con enfermos, los profesores Waldo Zuardi y Jose Aleixandre Crippa comprobaron que las dosis propiciadas de cannabidiol reducen los efectos derivados del mal de Parkinson sin que empeore la enfermedad.
Durante la investigación, los científicos comprobaron que las propiedades del cannabidiol mejoran la vida de los enfermos. En este sentido, Zuardi explicó que el mayor problema en el tratamiento está en que los precursores de la dopamina en “un significativo número de casos” termina provocando delirios, alucinaciones, depresión, ansiedad y algunos problemas mentales”. Con esta sustancia, esos síntomas se reducen “sin evidencias de que perjudique la parte motora del Parkinson”.
Asimismo, Crippa destacó que durante el estudio, los pacientes “relataban que mejoraban de los problemas de insomnio y de la ansiedad, por lo que incluso sirve como ansiolítico».
http://www.fedesparkinson.org/index.php?r=site/page&id=24&title=S%C3%ADntomas_frecuentes&idm=38
https://espanol.ninds.nih.gov/trastornos/parkinson_disease_spanish.htm
http://nelyvivirelparkinsonenbaleares.blogspot.com/2012/11/los-problemas-en-la-piel-el-cuero.html