Mi piel Sana y Suave

Mi piel Sana y Suave

Los diversos tratamientos oncológicos no están exentos de producir efectos secundarios en nuestro cuerpo, y más aún con respecto a nuestra piel.

Desde un simple picor, nuestra piel puede experimentar distintos cambios luego de la radioterapia o quimioterapia, hasta descamación. La epidermis comienza a sentirse áspera, tirante, con pérdida del colágeno y elastina.

La piel es el órgano más extenso de nuestro cuerpo y funciona como barrera protectora contra los agentes externos.

Comúnmente la mutación que experimenta la dermis es una profunda deshidratación o piel seca, denominada Xerosis. Evidenciando un rostro cansado, envejecido y sin vitalidad.

Frente a ello, uno de los tratamientos más eficaces es la aplicación de ácido hialurónico (skinbooster). Consiste en microinyecciones que aumentan la hidratación cutánea, devolviéndole la suavidad, tersura y elasticidad a nuestra piel. Se realizan 3 sesiones una por mes. También se pueden realizar 6 sesiones de ADN, una por semana, en forma de mesoterapia, dando resultados óptimos administrando a nuestra piel hidratación, elasticidad, y el colágeno necesario.

En cuanto a los productos que se deben utilizar, deben ser suaves, hipoalergénicos, testados clínicamente bajo control dermatológico. Si se requieren tónicos que sean sin alcohol, de alta tolerancia. Una buena opción son las aguas micelares para limpia nuestra piel. Las cremas o serums que utilicemos no tienen que poseer ácidos, a no ser que nuestro medico lo haya prescripto. Por último, indiferentemente de que el día esté soleado, colocarnos protector solar con un factor de protección superior a 50, renovándolo cada 4 hs.

Siempre recordar que, a la hora de limpiar nuestra piel, no es recomendable utilizar agua caliente, por el contrario, utilizar agua tibia/ templada.

Los antioxidantes por vía oral, como la vitamina C, A y E conjuntamente con cremas o emulsiones corporales que contengan antioxidantes, urea, Coenzima Q10 (COQ10) ayudan a mejorar la barrera cutánea.

Las terapias revitalizadoras, funcionan para devolverle la vitalidad a nuestra piel, pero también ayudan a retrasar los signos del envejecimiento cutáneo.

Porque cuidarnos, es sentirnos bien, es estar bien.

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